Sebastián Ortiz Márquez (a) Ventura nació en Torre Alháquime (Cádiz) el 10 de septiembre de 1892 y vivía en El Tejar. Era uno de los militantes más señalados de la UGT , la organización hegemónica de la izquierda local, donde ocupaba el cargo de secretario al menos desde mediados de 1935 y en 1936 también fue secretario del comité del Frente Popular. Cuando los socialistas recuperaron el poder municipal tras las elecciones de febrero de 1936 fue nombrado depositario de fondos municipales.
A partir del 18 de julio, cuando la Guardia Civil abandonó Torre Alháquime para concentrarse en la cercana población de Olvera, participó, como la mayor parte de los obreros del pueblo, en las tareas de defensa que organizaron los dirigentes del Frente Popular. Tomó parte en el desarme de los vecinos de derecha, interviniendo en un registro en el domicilio de José Villalva Barrera, y en la incautación de alimentos ordenada por el alcalde socialista, Pedro Pérez Álvarez.
Cuando Torre Alháquime fue ocupado la tarde del 31 de julio por una columna de guardias civiles y paisanos procedentes de Olvera, Sebastián abandonó el casco urbano y durante dos meses estuvo refugiado en los cercanos cortijos Zumacal y Arroyo Hondo, que no estaban bajo control rebelde. El único punto del orden del día de la sesión celebrada el 24 de agosto por el Comisión Gestora municipal golpista fue el nombramiento de un sustituto para ocupar la plaza de depositario, que según ellos había quedado vacante por la renuncia de Sebastián. Él continuó viviendo en los cortijos de la zona hasta que a mediados de septiembre la ofensiva sublevada sobre Ronda, Setenil y Alcalá del Valle lo obligó a los rojos a retirarse hacia la serranía y costa malagueña. Desde la provincia de Málaga pasó a la de Jaén y durante más de dos años residió en Jódar, hasta que terminó la guerra. Los vecinos de derechas y las autoridades franquistas de esta localidad jiennense no tenían mal concepto de él y alguno incluso estaba convencido de que simpatizaba más con la derecha que con la izquierda. Todos coincidían en que mientras residió allí se había dedicado a trabajar en el campo, manteniéndose al margen de actividades políticas y sin que pudiera atribuírsele conducta delictiva alguna, pero fue detenido cuando en julio de 1939 llegó el informe de la Guardia Civil de Torre Alháquime que lo presentaba como miembro del comité rojo, de mala conducta y antecedentes, muy peligroso y coautor del asalto e incendio del cuartel y la iglesia en julio de 1936.
Estuvo preso en el depósito municipal de Jódar y en la Prisión del Partido de Úbeda mientras en Torre Alháquime comenzaba a instruirse el correspondiente sumario por auxilio a la rebelión, en el que no pudo demostrarse que interviniese en aquellos hechos violentos, pero sí que formó parte de los cuadros directivos de la organización socialista y que intervino en las incautaciones de armas y alimentos. El concepto negativo que tenían de él algunos vecinos de derecha como José Villalva o los falangistas José Luis Villava y Antonio García Partida contrastaba con la opinión que manifestó el ex alcalde radical Juan Manuel Zamudio, que no lo consideraba socialmente peligroso a pesar de haber sido su adversario político: “no puede considerarse peligroso y sí sólo como propagandista de las ideas y procedimientos marxistas en aquella época anterior al Glorioso Alzamiento”. Regresó a Torre Alháquime, procedente de la cárcel de Úbeda, el 6 de marzo de 1940 y fue trasladado a la Prisión del Partido de Jerez y a la Prisión Provincial de Cádiz. El consejo de guerra se celebró en Cádiz el 18 de diciembre de 1941 y fue condenado a 14 años de prisión, dos más de los que solicitó el fiscal, por auxilio a la rebelión. En 1947 residía en su pueblo en régimen de libertad vigilada.