sábado, 2 de abril de 2011

¿El "turno" de la izquierda? Nuevos republicanos y antiguos monárquicos en Puerto Serrano (Cádiz) durante la II Repúbica



Un municipio sin tradición obrerista ni republicana

            Puerto Serrano vivía sumido en la más profunda desmovilización social y política cuando el 14 de abril de 1931 se proclamó la II República. La implantación de las ideologías antidinásticas que convergieron en el derrocamiento de la monarquía era nula. Un pacto de alternancia en el poder municipal al ritmo marcado por los cambios en el Gobierno central había inaugurado en 1897 una convivencia pacífica de liberales y conservadores, que turnaron pacíficamente hasta mediada la segunda década del siglo XX. El republicanismo nunca tuvo espacio en el Puerto Serrano de la Restauración, ni antes ni después de 1897. Tampoco tras la crisis del pacto, que dio paso a una agresiva hostilidad de liberales y conservadores datistas frente a mauristas. No se trataba de un enfrentamiento ideológico, sino de una mera pugna entre dos clientelas que rivalizaban por el control de la administración local y el disfrute de modestas pero codiciadas prebendas como eran los empleos municipales y el alquiler de inmuebles para la instalación de servicios públicos.

            Durante la vigencia del pacto, las elecciones municipales sólo fueron el mecanismo que permitía sintonizar la composición de la corporación municipal, mediante resultados consensuados, con el color dominante en el mapa político nacional. Los concejales continuaron siendo elegidos a espaldas de la voluntad del electorado incluso tras la ruptura del consenso: de las ocho elecciones municipales celebradas desde la entrada en vigor de la ley de 1907 hasta que el golpe de Primo de Rivera puso fin al sistema de partidos en 1923, cinco se hicieron por el artículo 29, en una no hubo disputa real y en otra se practicó el fraude.

            Tampoco existía en Puerto Serrano una tradición obrerista. Vivió de espaldas al ciclo huelguístico de 1901-1903. La asociación La Paz Obrera fundada en 1913, en una coyuntura de intensa conflictividad agraria en la comarca, tuvo por presidente a un concejal liberal romanonista y en sus tres años de existencia no declaró huelgas ni reivindicó mejoras laborales. Poco futuro tenía una asociación de jornaleros cuando a lo que éstas aspiraban era negociar convenios colectivos de ámbito local y el escaso término municipal de Puerto Serrano creaba el handicap de un permanente excedente de mano de obra obligada a la emigración temporera. La única huelga agraria de la Restauración se declaró en 1919 y fracasó en tres días por falta de unidad entre los obreros[1].

Nuevos republicanos

            La vuelta a la “normalidad democrática” tras el paréntesis de la Dictadura significó el regreso al Ayuntamiento de quienes habían sido despojados del poder municipal en 1923-1929. Pedro García Vázquez, el alcalde maurista cesado en 1923, retornó como cuarto mayor contribuyente y fue reelegido alcalde en 1930. Las elecciones de abril de 1931, sin alternativa antidinástica, se resolvieron con la proclamación de once concejales monárquicos por el artículo 29 y la reelección de García Vázquez[2]. Las candidaturas monárquicas habían triunfado en catorce de los diecinueve municipios de la Sierra de Cádiz, “poco abierta al exterior y, entonces, políticamente dominada por un caciquismo local subordinado a los “grandes jefes” políticos de la provincia”, y una vez proclamada la República se dispuso la repetición de las elecciones el 31 de mayo[3]. En tanto se celebraban los nuevos comicios, el Ayuntamiento de Puerto Serrano fue cesado y sustituido por una gestora que asumía interinamente el gobierno municipal[4].

            En vísperas de las elecciones de mayo se fundó el Centro Republicano Socialista “Nuevo Horizonte”[5], que se convirtió en soporte organizativo de la candidatura de la Conjunción. Que la unión de republicanos y socialistas cristalizase, más allá de la coalición electoral circunstancial, en una organización obrera indica una falta de clarificación ideológica, manifiesta también cuando el expediente electoral identifica a algunos candidatos indistintamente como republicanos o como socialistas. La ausencia de tradición republicana y socialista y la confusión generada por la convulsión política que vivía el país también fue aprovechada por miembros de la oligarquía local que trataron de amoldarse a los nuevos tiempos con una apresurada conversión al republicanismo: el farmacéutico Francisco Troya Uclés, procedente del maurismo, se presentó a las elecciones con la etiqueta de candidato republicano, y Salvador Morillo Rivera, hijo de un ex alcalde liberal, fundó un efímero Centro Republicano de Izquierdas[6].

            Los candidatos de la improvisada Conjunción republicanosocialista de Puerto Serrano eran un carpintero, un comerciante y jornaleros que carecían de cualquier experiencia política o administrativa. No podían confiar en la virtualidad del recién creado Centro Republicano Socialista para movilizar electoralmente una población donde el fraude y la falta de competitividad habían sido norma en la elección de concejales e hicieron lo que siempre se había hecho en el municipio: ganar las elecciones con un “pucherazo”. Lo delatan irregularidades como la proclamación de concejales elegidos por distritos en los que no se habían presentado como candidatos, listas de votantes que siguen el orden de inscripción en el censo y el hecho de que los candidatos de derechas no recibiesen ni un solo voto, ni siquiera el propio[7]. La designación de la gestora interina resultó ser así la vieja práctica caciquil de entregar al partido de turno el poder municipal, y con él el control del proceso electoral, para garantizar los resultados deseados[8].

            Esta recién nacida izquierda local carecía además de cualquier vinculación con las organizaciones provinciales de los partidos de la Conjunción. Nos lo muestran los resultados de las elecciones legislativas de 28 de junio, en las que Puerto Serrano resultó ser el único municipio de la provincia en el que no venció. Mientras el candidato más votado de la Conjunción obtenía sólo diecisiete votos, el alcalde de Espera y un republicano federal de Prado del Rey alcanzaban 580 y 582 respectivamente[9]. La nueva clase política local entroncó con las organizaciones provinciales al integrarse en  el Partido Radical, donde los miembros del equipo de gobierno municipal convivieron en coalición con los hombres de la Dictadura: el ex teniente de alcalde primorriverista Ramón Troya Uclés era presidente del comité radical en marzo de 1932, mientras el alcalde Miguel Rodríguez Rivera desempeñaba la vicepresidencia. La ruptura se consumó en septiembre de 1932, cuando Miguel Rodríguez abandonó la disciplina radical y organizó la agrupación local del Partido Republicano Radical Socialista (PRRS). En 1933 todos los concejales electos que continuaban en el ejercicio de los cargos estaban adscritos al PRRS, incluidos los que en mayo de 1931 se denominaban socialistas[10].

            Los nuevos republicanos, recién llegados a la política, encontraron en el secretario accidental Manuel Sánchez Toscano (natural de Niebla y residente en Puerto Serrano desde 1928) el hombre de confianza capaz de suplir su inexperiencia administrativa. No era un funcionario políticamente neutral: militó en el Partido Radical y en el PRRS, a finales de 1932 era presidente del Centro Republicano Socialista “Nuevo Horizonte” y en agosto de 1933 el jefe provincial de los radicales socialistas no se dirigió al alcalde sino a él -que era el enlace entre las organizaciones local y provincial- para comunicar el nombre del candidato “recomendado” -el clientelismo propio de la Restauración no había perdido vigencia- para un empleo municipal[11]. Pero no pensemos que era un republicano “de toda la vida”: en puertas del advenimiento de la República se había manifestado firme seguidor del fallecido dictador jerezano.

Viejos intereses económicos

            No faltaron disensiones en el seno de la corporación municipal constituida en junio de 1931, pero la destitución del alcalde Juan Soria Valderrama, que renunció acto seguido al acta de concejal, y la ausencia continuada de otros dos concejales conformaron en pocos meses un homogéneo equipo de gobierno liderado por Miguel Rodríguez Rivera, que ocupaba la alcaldía desde el 1 de septiembre[12]. Su mayor adversario fue la oligarquía tradicional y su caballo de batalla el proyecto de construir edificios municipales para instalación de los servicios públicos, lo que equivalía a arrebatarle la prebenda de los alquileres: el matadero estaba en una finca del ex alcalde Antonio Rodríguez Muñoz y el padre del ex alcalde Pedro García Vázquez disfrutaba de una concesión de explotación por cincuenta años de una plaza de abastos cuya planta alta alquilaba para escuelas, juzgado y casa consistorial.

            La construcción de edificios municipales no era, sin embargo, una iniciativa original de los republicanos. José Troya Uclés, el alcalde de la Dictadura, nunca disfrutó el beneficio de los alquileres, su posición económica era lo bastante holgada para no ambicionarlos y ello le permitió aprobar en 1927 la solicitud de un préstamo al Banco de Crédito Local de España para construir una escuela, un matadero y adquirir inmuebles para la casa consistorial, juzgado y cuartel de la Guardia Civil[13]. Su gestión contraria a los intereses de la élite política del final de la Restauración hizo que ésta emprendiese, cuando recuperó el poder en 1930, la que Sánchez Toscano llamó “política insana y de persecución contra todos los que figuraron en las filas del insigne patricio y nunca bien llorado general Primo de Rivera[14].

            Cuando el Ayuntamiento republicano propuso en 1932 la petición de un crédito de 70.000 pesetas para la construcción de una casa consistorial, mercado, lavadero y matadero, no hizo sino retomar una iniciativa abortada de la Dictadura y también encontró la oposición de quienes antes se habían opuesto a sus predecesores primorriveristas. Se sucedieron las protestas de los contribuyentes encabezados por García Vázquez contra la contratación del préstamo, querellas de la corporación contra los contribuyentes por injurias, rescisiones de los contratos de alquiler, anulación de la concesión de explotación de la plaza de abastos por el Tribunal Provincial de lo de Contencioso Administrativo, etcétera[15]; y en medio de aquellas disputas legales, las acusaciones contra la derecha por una supuesta implicación en la Sanjurjada y la depuración de empleados municipales desafectos[16].

Restitución de los antiguos monárquicos

            El triunfo de la derecha en las elecciones legislativas de noviembre de 1933 abrió un proceso de depuración de las corporaciones municipales de izquierdas mediante inspecciones gubernativas, pero en Puerto Serrano bastó cubrir interinamente las seis vacantes que habían ido quedando desde 1931 para arrebatar el control del Ayuntamiento a los radicales socialistas. Los seis ediles que se incorporaron en junio de 1934 habían sido concejales monárquicos, entre ellos se encontraba el ex alcalde Pedro García Vázquez y ahora volvían al Ayuntamiento arropados por las siglas del Partido Radical. El movimiento revolucionario de octubre, que en la comarca de la sierra sólo tuvo repercusión en Prado del Rey, dio la cobertura necesaria para completar el proceso de destituciones en Puerto Serrano y en toda la provincia[17].

            La minoría radical socialista había dejado de asistir a las sesiones municipales dos meses antes de ser cesada por el gobernador en octubre de 1934. Aunque el jefe provincial de los radicales había escrito al nuevo alcalde Francisco Pavón Gómez -ex concejal conservador- que “el Partido Radical no va a los Ayuntamientos más que a realizar buena administración y ha de dar la sensación de apartar la política de la gestión municipal” [18], no era así como los radicales socialistas percibían el retorno de los antiguos monárquicos. Dejaron de asistir a los plenos tras denunciar que el único fin del nuevo equipo de gobierno era “proteger los intereses del cacique antiguo, hoy concejal, don Pedro García Vázquez”, pues, según ellos, se pretendía hacer fracasar la explotación del recién inaugurado mercado de abastos para hundir el que había sido proyecto insignia de la gestión radical socialista[19]. Una mirada al pasado nos muestra que la ausencia sistemática en las sesiones municipales fue, desde la década de 1880, una práctica habitual de la minoría opositora cuando no mediaba un pacto de alternancia o “reparto” del poder.

            Los antiguos monárquicos reconvertidos al republicanismo lerrouxista procedieron además a cesar a los empleados desafectos[20] y afrontaron las elecciones legislativas de febrero de 1936 con viejos procedimientos. La dirección provincial del Frente Popular denunció que Diego Poley García -concejal conservador en 1906, liberal en 1918 y alcalde radical desde febrero de 1935- impidió la apertura de una oficina electoral de la coalición de izquierdas en Puerto Serrano y se valió de los guardias municipales para intimidar a los jornaleros que se negaban a votar a la derecha. Los 1.326 votos que obtuvo el Frente Antirrevolucionario frente a 58 del Frente Popular delatan un nuevo “pucherazo”; los apoderados e interventores de izquierdas habrían sumado 47 votos ellos solos y ninguna de las listas de votantes y certificados de resultados fueron firmados por éstos[21]. Pero los resultados nacionales dieron la victoria a la izquierda y a la recuperación de los resortes del poder central siguió la sustitución de los ayuntamientos y gestoras de derechas por otras integradas por representantes de los partidos del Frente Popular. Miguel Rodríguez Rivera recuperó la Alcaldía de Puerto Serrano[22].

Nueva alianza conservadora
           
            La II República fue una etapa de importantes reformas y transformaciones en la sociedad española, pero la derecha de Puerto Serrano percibió con igual intensidad los elementos continuistas. Destituciones y nombramientos de concejales y gestores interinos por el gobernador, “pucherazos”, empleados cesantes, recursos a los tribunales, incluso detenciones de adversarios políticos como las que hubo entre marzo y junio de 1936[23], todo eso tenía precedentes prerrepublicanos. También lo tenía el proyecto de construcción de edificios municipales, causa del enfrentamiento entre la vieja y nueva élite política. Añadamos las limitadas movilización social y conflictividad laboral[24], que no se buscó tanto la confrontación con el labrador del término como poder trabajar fuera de éste[25] y que las disputas de los agricultores no fueron con los sindicatos, sino con el Ayuntamiento y con la Comisión de Policía Rural. Por todo ello creo que la derecha de Puerto Serrano no afrontó el quinquenio republicano como algo radicalmente novedoso y que ni sus actitudes ni su mentalidad cambiaron sustancialmente desde 1931. La incontenida agresividad entre los partidos dinásticos a finales de la segunda década del siglo, durante el comienzo de la tercera y al final de la Dictadura restaron traumatismo a la experiencia republicana, y los desalojos y recuperaciones del gobierno municipal en 1931, 1934 y 1936 se percibieron quizá como los rutinarios y no siempre pacíficos relevos -”turnismo forzado”- de las élites políticas de la monarquía.


            La emergencia de la nueva clase política republicana que arrebató el poder a las élites de la Restauración y de la Dictadura sí tuvo el efecto de propiciar una alianza en el seno de la derecha: del mismo modo que liberales y conservadores estrecharon lazos frente a los primorriveristas, todos ellos hicieron causa común frente al republicanismo. Todos



[1] La política y el movimiento obrero en Puerto Serrano durante la Restauración se han tratado ampliamente en F. ROMERO ROMERO: Historia de Puerto Serrano. Puerto Serrano Contemporáneo. Diputación de Cádiz, 2003.
[2] ARCHIVO MUNICIPAL DE PUERTO SERRANO (abreviado: AMPS), Actas Capitulares (abreviado: AC), sesiones de 25-2-1930, 26-2-1930, 27-2-1930 y 15-4-1931.
[3] D. CARO CANCELA: La Segunda República en Cádiz. Partidos políticos y elecciones. Diputación de Cádiz, 1987, págs. 57-87; F. SÍGLER SILVERA: “El voto (y la abstención) en libertad. Las elecciones de la II República en un núcleo rural: Ubrique”, en Papeles de Historia, nº 3, 1994, págs. 159-190.
[4] AMPS, AC, sesión de 1-5-1931.
[5] ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁDIZ (abreviado: AHPC), Gobierno Civil, libro 474, inscripción nº 1.140.
[6] AHPC, Gobierno Civil, libro 474, inscripción nº 1.187.
[7] ARCHIVO DEL JUZGADO DE PAZ DE PUERTO SERRANO (abreviado: AJPPS), doc. “Término Municipal de Puerto Serrano. Año de 1931. Expediente General de la Elección de Concejales”.
[8] Sobre la permanencia del caciquismo en Cádiz durante la Segunda República véase J.L. GUTIÉRREZ MOLINA: “Viejo y nuevo caciquismo durante los años treinta en Cádiz”, en Trocadero, nº 5, 1993, págs. 503-516.
[9] AJPPS, doc. “Término Municipal de Puerto Serrano. Año de 1931. Expediente General de la Elección de Diputados a Cortes que se han de celebrar en este pueblo el día 28 de junio del corriente año”. Proceso electoral y resultados provinciales en D. CARO CANCELA: La Segunda República..., págs. 91-123.
[10] Libertad, Cádiz, nº 51 de 19-3-1932; AHPC, Gobierno Civil, libros 476 y 469.
[11] AMPS, correspondencia de 5-8-1933 de Francisco Aguado de Miguel a Manuel Toscano (sic).
[12] AMPS, AC, sesiones de 5-6-1931, 8-8-1931, 31-8-1931, 1-9-1931 y 19-9-1931.
[13] AMPS, AC, sesión de 24-1-1927.
[14] La Unión, Sevilla, 7-1-1931, pág. 6.
[15] AMPS, AC, sesiones de 9-4-1932, 16-4-1932, 25-4-1932, 16-5-1932, 20-5-1932, 25-5-1932, 28-5-1932, 11-6-1932.
[16] AMPS, AC, sesiones de 14-5-1932, 11-8-1932, 20-8-1932, 1-9-1932;
[17] AMPS, AC, sesiones de 22-6-1934, 8-10-1934, 13-10-1934 y 20-10-1934; F. ROMERO ROMERO: “Levantamiento en Prado del Rey. La Revolución de Octubre en la Sierra de Cádiz”, en Historia 16, nº 281, septiembre 1999, págs. 52-63; D. CARO CANCELA:  La Segunda República..., págs. 218-219.
[18] AMPS, correspondencia de 26-6-1934 de Julio Varela a Francisco Pavón.
[19] AMPS, AC, sesión de 27-8-1934.
[20] AMPS, AC, sesión de 30-6-1934.
[21] AJPPS, doc. “Año 1936. Expediente General de la Elección de Diputados a Cortes verificada en 16 de Febrero del indicado año”; D. CARO CANCELA: La Segunda República..., págs. 256 y 273.
[22] AMPS, AC, sesiones de 24-2-1936, 25-2-1936 y 2-3-1936.
[23] AMPS, correspondencia de salida nº 115-118 de 28-3-1936, nº 135 de 8-4-1936 y nº 238 de 17-6-1936 a Guardia Civil; nº 127 de 3-4-1936 a alcalde de El Coronil.
[24] Fueron dos o tres huelgas de las que sólo en una hubo una confrontación directa entre los trabajadores y patronos del pueblo, una excepcional y fugaz ocupación de la finca Topete en 1932 (El Correo de Andalucía, Sevilla, 3-11-1932, pág. 1) y una oleada de denuncias por infracción de bases durante la campaña de recolección del cereal de 1934.
[25] Los obreros de Puerto Serrano encontraron, por ejemplo, una frontal oposición de los socialistas de Villamartín a aceptar la intermunicipalidad entre ambos pueblos ordenada por la Dirección General de Trabajo en 1933 (F. ROMERO ROMERO: La Segunda República en Villamartín 1931-1936, Ayuntamiento de Villamartín, 1997, págs. 80-82; F. ROMERO ROMERO: Jornaleros y organizaciones obreras. Villamartín 1900-1936, Diputación de Cádiz, 2001, págs. 116-119). 


Fernando Romero Romero: "¿El 'turno' de la izquierda? Nuevos republicanos y antiguos monárquicos en Puerto Serrano (Cádiz) durante la II República", en Mauror, nº 11, 2002, pp. 169-173.